Hoy es el día de no sentir, de apagarse, de no desarmarse. Aún así, los paroxismos de sentires me invaden de repente. Supongo que estoy así porque mi mente quiere mantenerse funcional. Por mientras le haré caso, aunque no puedo negar que todo se concentra en mi guata, en mi pecho y en mi garganta.
Tengo un poco de miedo de lo que me trae por delante la vida, sin embargo tengo claro que lo que sea que venga no será más fuerte que mis capacidades. Y, aunque sea de manera extraña, seguimos acompañados.
Quiero que el tiempo pase rápido.
Mañana tengo loquera, un agrado.
Mañana quiero ser feliz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario