domingo, 22 de julio de 2012

Número veintiocho


Siento que tengo que darle este ‘gustito’ a mi cabeza. No sé exactamente si me hará bien, pero cierta parte de mi interior me dijo que si lo hacía finalmente estaría en paz.

Semanas atrás me imaginaba que esto se terminaba y eso destruyó un poco mi estructura mental, y de paso arrasó bastante con las ilusiones que –irracionalmente, por supuesto- mantenía en mi cabeza. Debo confesar que a pesar de esto no han desaparecido por completo, aunque se me forma un no-sé-qué cuando las dejo volar y que antes no necesariamente pasaba.

Me pregunto a veces, ¿qué pasaría si terminamos?

Partiendo del hecho de que me es difícil imaginarme sintiendo estas cosas por otra persona que no seas tú, podría decir que mi mente tiene una cierta aversión siquiera a planteárselo. Natural, tal vez.

¿Qué me gustaría decirte si es que terminamos?

Querría decirte muchas cosas, tal vez más de las que puedo plantear en esto que estoy escribiendo. Me encantaría poder decirte que ha sido una experiencia única, importantísima, esencial, fundamental para mí. Sentir y dejarme sentir todas estas cosas es algo que sobrepasó toda expectativa que tenía, hasta la más mínima. Sentir que quieres a alguien más de lo que podías imaginar y que ese sentimiento es recíproco y retribuido en un círculo virtuoso de sentires es algo que estaba absolutamente fuera de cualquier fantasía que hubiera tenido antes.
Me gustaría decirte que te quiero, mucho, caleta, más que la cresta, más que la perra, más que a nadie, que te quiero, te sigo queriendo y te seguiré queriendo, que te amo. Me encantaría confesarte que imaginarnos haciendo un proyecto y un futuro juntos es algo tan bonito, tan puro, tan fuera de lo común, que sería extrañamente perfecto. Me gustaría decirte que desde mi más profundo interior hasta mi más superficial pensamiento deseo que encuentres la felicidad, porque la mereces, sea con quien sea. Quién sabe –y aquí libero mi fantasía nuevamente- tal vez esto es solo un paso más y el futuro o el destino o un extraño plan divino hará que nuestros caminos se junten nuevamente y tal vez definitivamente, pero eso no lo sabemos ni tú ni yo .Y si pasara realmente, créeme que estaría feliz de encaminarme nuevamente contigo.
Si todo esto terminara, me encantaría despedirme con un beso. Uno de esos lentos y sentidos que son mis preferidos. Uno de esos que me hacen sentir que nos mezclamos y que no soy capaz de distinguir bien qué siento yo y qué sientes tú porque se torna un flujo de sentires e imaginares que no es tuyo ni mío, sino nuestro. Uno de esos en que esa conexión única es casi palpable. Y decirte después, mirándote a los ojos, que te veo, que te siento, que te quiero, que te amo, que –por cursi que suene- te robaste un pedacito mío y que a cambio me dejaste uno tuyo, y que por eso siempre tendrás un lugar especial y especialmente importante en mí. Y tomarnos las manos, hacernos cariño, besarte las manos como me encanta hacerlo, besarte las mejillas y darnos un beso de esos estáticos que tanto me gustan también.


Me es casi imposible en este momento imaginarme no sintiendo estas cosas por ti y mucho más imposible imaginarme sintiendo estas cosas por otra persona, pero supongo que es algo que es posible que suceda. Pero desde mi yo del 22/julio/2012 que te quiere y que te ama, te digo que si esto terminara por la razón que fuere, me gustaría que terminara así.

Como muchas veces, pensaba esto bajo la ducha. Y me llevaba a reflexionar que toda esa majadería de que la vida es para sentirla, para vivirla y vivir cada momento, tiene bastante razón. Y si llegara a pasar, me encantaría poder mirar hacia atrás y no arrepentirme de nada, y que el sentimiento predominante fuera la felicidad.

Es por eso que, dándole este gusto a mi mente, me doy el gusto ahora de querer disfrutar, disfrutarte y disfrutarnos tanto como me sea posible. Este es mi mayor proyecto interior para los próximos días, sean cuantos sean.

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