sábado, 7 de enero de 2012

Número veintiuno

De repente siento miedo. Y lo metaforizo imaginándome que estamos caminando públicamente de la mano. El miedo me invade, pero estando en esa situación no hay nada más por hacer que tomarte la mano fuerte y apretártela cuando la angustia me invada y me diga que soldado que arranca sirve para otra guerra. Imagino entonces que me la aprietas de vuelta, como diciéndome que estás tú ahí y que probablemente también tienes miedo, o que por lo menos sientes el mío. Y así como todo, poco a poco la tensión disminuye. Y me relajo.

De repente siento miedo. Pero recuerdo que no necesariamente soy el único.

2 comentarios:

  1. El miedo está sobrevalorado. Al igual que los efectos colaterales de los beta-bloqueadores.

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  2. Lo hermoso y desconocido está cuando encuentras algo que no puede sobrevalorarse.
    En eso estamos trabajando!

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