De repente siento miedo. Y lo metaforizo imaginándome que estamos caminando públicamente de la mano. El miedo me invade, pero estando en esa situación no hay nada más por hacer que tomarte la mano fuerte y apretártela cuando la angustia me invada y me diga que soldado que arranca sirve para otra guerra. Imagino entonces que me la aprietas de vuelta, como diciéndome que estás tú ahí y que probablemente también tienes miedo, o que por lo menos sientes el mío. Y así como todo, poco a poco la tensión disminuye. Y me relajo.
De repente siento miedo. Pero recuerdo que no necesariamente soy el único.
El miedo está sobrevalorado. Al igual que los efectos colaterales de los beta-bloqueadores.
ResponderEliminarLo hermoso y desconocido está cuando encuentras algo que no puede sobrevalorarse.
ResponderEliminarEn eso estamos trabajando!