martes, 8 de mayo de 2012

Número veinticinco

Revisando antiguos mensajes (cosa que espero que no se haga hobby), extraño tu antiguo expresar rebosante de cariño, esos textos que hacían que mi pecho se hinchara y se llenara de algo tan bonito y que jamás había sentido antes. He pasado por todos los estados de ánimo posibles: alegría, pena, frustración, desesperanza, desasosiego, angustia. Pero después de desahogarme y de pensar (un poco más) fríamente, termino empatizando como realmente debería y me encuentro con que ahora tengo (más) esperanza (que nunca) de que es sólo un momento crítico, que debo tener paciencia, darte tu espacio. Y no solo eso, sino también ser capaz de sacarte de tu estado (ahora) basal, llenarte de cariño y hacerte olvidar un rato todo lo demás.

Reafirmo lo que te dije en algún momento: te quiero, te amo y quiero lo mejor para ti. Quiero estar contigo, en las buenas y en las malas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario