Déjame sentir eso jamás sentido y vivir eso jamás vivido.
Déjame querer decir, querer correr y no parar más.
Déjame gritar mi alegría, reír mi alegría y llorarla también.
Déjame quererte, quererlo todo, querer nada a la vez.
Déjame decirte una, y mil veces más, que por tí todo.
Déjame agradecer, soñar despierto, resplandecer.
Déjame vivir, que recién ahora comienzo a entender.
Déjame aprender, que la vida me está enseñando y aún no logro creer
que era posible sentir tanto, querer tanto
y extrañarte también.
Déjame decirte una, y mil veces
que yo contigo y tú conmigo
Así debía ser.
Así debía ser...
miércoles, 18 de enero de 2012
sábado, 7 de enero de 2012
Número veintiuno
De repente siento miedo. Y lo metaforizo imaginándome que estamos caminando públicamente de la mano. El miedo me invade, pero estando en esa situación no hay nada más por hacer que tomarte la mano fuerte y apretártela cuando la angustia me invada y me diga que soldado que arranca sirve para otra guerra. Imagino entonces que me la aprietas de vuelta, como diciéndome que estás tú ahí y que probablemente también tienes miedo, o que por lo menos sientes el mío. Y así como todo, poco a poco la tensión disminuye. Y me relajo.
De repente siento miedo. Pero recuerdo que no necesariamente soy el único.
De repente siento miedo. Pero recuerdo que no necesariamente soy el único.
lunes, 2 de enero de 2012
Número veinte
No tiene nombre, pero me hace feliz.
La felicidad de lo intangible, de lo indefinible, de lo totipotencial.
Esa felicidad que abraza, que parece no caber, que parece no acabar.
Te quiero. Me quieres.
Basta y sobra.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)