Escribía entonces:
Tengo la esperanza viva
El alma viva
Y entonces
La misma que me entibia el corazón
Me enfría el alma
Me quiebra la esencia
Me corta
Me despedaza
Me duele el alma
Ahora, sólo recuerdo a Toyita en su personaje de Doña Rosita la soltera, diciendo:
"[...] Todo está acabado... y, sin embargo, con toda la ilusión perdida, me acuesto y me levanto con el más terrible de los sentimientos, que es el sentimiento de tener la esperanza muerta. Quiero huir, quiero no ver, quiero quedarme serena, vacía. ¿Por qué, entonces, la esperanza me persigue, me ronda y me muerde...? ¡la esperanza!"
La esperanza.
Hoy: arpillera y lana.
Mañana también.